El efecto séquito del Cannabis

Es una vez más el debate en torno a la prohibición del cannabis y a la fiscalización de determinadas moléculas el que nos lleva a estudiar la situación que da pie a este artículo.

El caso es que, una vez asumimos que, por algún motivo, tiene sentido fiscalizar X compuesto debido a que su efecto recreativo está siendo aprovechado por la gente, el caso del cannabis puede ser más bien complejo.

Al tener tantas docenas de cannabinoides distintos, y estar descubriéndose (o redescubriéndose) propiedades medicinales de unos cuantos de ellos, se puede plantear la siguiente pregunta:

¿Por qué no aprovechar las propiedades medicinales de esos cannabinoides y venderlos de forma aislada, ya que no están fiscalizados, mientras otros como el THC siguen siendo ilegales?

La respuesta a ese planteamiento no es tan sencilla como parece, y es la que nos lleva a hablar del efecto séquito.

El efecto Séquito en el Cannabis

El efecto séquito describe cómo algunas propiedades de la marihuana pueden deberse a la interacción entre varios cannabinoides y no sólo a uno en concreto.

Los detalles pueden ser complejos, pero el concepto general es fácil de entender si consideramos los milenios de evolución que ha pasado la planta del cannabis.

El efecto sequito Fundacion CANNA
Infografía sobre el efecto séquito (Fundacion CANNA)

Un buen ejemplo que podemos plantear, aunque suponga desviarme brevemente del tema principal, es el del ojo. Durante un tiempo, el ojo, como órgano, supuso cierto desafío a la teoría de la evolución.

Los ojos son órganos complejos integrados por partes muy diversas (córnea, pupila, cristalino, retina…); si faltase una de ellas, el ojo no funcionaría. Entonces, se planteaba un desafío interesante: ¿cómo era posible que la evolución hubiera permitido el desarrollo de ojos?

Mediante mutaciones al azar, era posible que un animal hubiera desarrollado una córnea, un cristalino o una retina; pero que hubiese desarrollado todas las partes a la vez era demasiada casualidad.

A su vez, puesto que una córnea, un cristalino o una retina por sí solas no representan una ventaja evolutiva, no habría razón para que los animales hubieran conservado aquellos rasgos, y se habrían ido perdiendo en el tiempo. Se presentaba, pues, un dilema difícil.

Ya desde la época de Paley, los creacionistas esgrimían el ojo como argumento. Consciente de esto, Darwin dedicó una sección de El origen de las especies (1859) a razonar sobre el problema.

efecto séquito en el ojo

Casi intuitivamente, supuso que debía haber estructuras más simples que captaran la luz de las que conocía la ciencia; de hecho, en estrellas de mar parecía haber algo así.

Con el paso de los años, se han descubierto posibilidades para la existencia de “proto-ojos” que no existían en los tiempos de Darwin, y ahora es mucho más fácil explicar cómo desde la célula fotorreceptora más sencilla se pudo terminar desarrollando un ojo tal y como lo conocemos ahora en los animales vertebrados (Gehring & Ikeo, 1999).

Tal vez sea una analogía rebuscada, pero esa sorpresa inicial ante el desarrollo evolutivo de elementos que interactúan entre sí (córnea, pupila o retina) se me hace algo similar a la sorpresa al descubrir que los distintos cannabinoides de la planta, también surgidos evolutivamente, también interactúan entre sí.

La evolución del Cannabis gracias a la selección artificial

Pero a esta comparación inicial tenemos que sumarle el hecho de que la planta del cannabis ha evolucionado a una velocidad muchísimo más rápida gracias a la selección artificial: probablemente desde que se sabe que el cannabis tiene una utilidad psicoactiva (ya sea médica o recreativa), ha habido interés por reproducir las variedades más potentes de esta planta.

Si esa potencia se debía exclusivamente al THC o a interacciones cada vez más complejas con otros cannabinoides, poco le ha importado históricamente a quien la cultivaba, por supuesto: no hace falta comprender el proceso químico exacto para buscar variedades cada vez más potentes.

El THC en la marihuana se ha multiplicado en los últimos años

Es más: la concentración media de THC en la marihuana se ha multiplicado en los últimos años (Mehmedic et al). Sólo esto ya nos da una idea de cómo la selección artificial puede alterar la genética con una rapidez pasmosa.

Dicho esto, se pueden repasar algunos de los descubrimientos que se han hecho en la línea del efecto séquito, para poner ejemplos prácticos y no dejar este artículo en una introducción demasiado simplista de este fenómeno.

Primeros descubrimientos en torno al efecto Séquito

El primer ejemplo del efecto séquito lo puso el equipo de Mechoulam (1998) al describir que la actividad del endocannabinoide 2-AG era incrementada por otros 2-acilgliceroles. Este descubrimiento probablemente no sea de los que más interés y utilidad práctica tiene para la mayoría de la gente que consume cannabis, pero supuso, al fin y al cabo, el primer paso para estudiar el efecto séquito, y abrió las puertas a otros descubrimientos más prácticos para el día a día.

Pasando a éstos, la combinación de THC y CBD es una de las más estudiadas, y da bastante juego. Sabemos que esta combinación, cuando se usa para tratar el dolor relacionado con el cáncer, es tolerada por los pacientes considerablemente mejor que un extracto de THC puro (Johnson et al, 2010).

También parece tener efectos antitumorales (para tumores cerebrales y cáncer de mama) más potentes que cualquiera de los dos cannabinoides por separado (Marcu, 2015).

De hecho, y esto último sirve también de cara al consumo recreativo, el CBD parece restar potencia a algunos de los efectos provocados por el THC, reduciendo los síntomas de paranoia y el deterioro de memoria a corto plazo (Englund, 2012).

El papel de los Terpenos en el efecto Séquito

Pasando a otro ejemplo, Russo (2011) también sugirió que los terpenos, cuyo efecto más notable es el aromático –son los responsables del olor de la marihuana, al fin y al cabo-, podrían estar aportando también muchos efectos terapéuticos, lo que explicaría por qué los extractos de CBD puro no son tan eficaces como medicina.

Un sesquiterpeno llamado beta-cariofileno podría tener prometedores efectos antiinflamatorios y gastroprotectores, lo que no está nada mal para moléculas que, a menudo, en el cannabis se ha considerado que sólo producían un olor agradable.

Otros terpenos, como el limoneno y el pineno, podrían potenciar los efectos del THC y el CBD, tener propiedades antitumorales y antiinflamatorias (Igimi et al, 1991; Lihua & Jing, 2017…), etc.

Algunos de estos estudios se han realizado con cannabis; otros, con otras plantas, pero los conocimientos adquiridos se pueden aplicar al cannabis.

Hay que tener en cuenta que algunos de estos terpenos están presentes en muchas otras plantas aparte del cannabis; de hecho, limoneno y pineno ya son dos nombres que dejan claro en qué plantas es más notable su presencia.

En cualquier caso, es importante tener en cuenta para todos estos ejemplos que las investigaciones aún están en pañales.

Hay más de 100 cannabinoides en la planta, pero si consideramos también los terpenos y otras sustancias, nos encontraremos con que cada planta de cannabis tiene más de 400 compuestos químicos distintos, lo que abre un inmenso abanico de posibles combinaciones que aún no sabemos cómo funcionan.

Con este artículo he intentado hacer una introducción a lo que es el efecto séquito y a los ejemplos más conocidos hasta ahora; pero lo que sabemos aún no es ni la punta del iceberg.

Bibliografía:

Darwin, C. (1859) El origen de las especies.

Englund, A. (2012) Cannabidiol inhibits THC-elicited paranoid symptoms and hippocampal-dependent memory impairment. Journal of Psychopharmacology (https://doi.org/10.1177/0269881112460109)

Gehring & Ikeo (1999). Eye morphogenesis and evolution. Pax 6 mastering eye morphogenesis and eye evolution. TIG September, Vol 15 No 9:371-377.

Igimi et al (1991). Medical dissolution of gallstones. Clinical experience of d-limonene as a simple, safe, and effective solvent. Dig Dis Sci. 1991 Feb;36(2):200-8.

Johnson, J. et al (2010). Multicenter, Double-Blind, Randomized, Placebo-Controlled, Parallel-Group Study of the Efficacy, Safety, and Tolerability of THC:CBD Extract and THC Extract in Patients with Intractable Cancer-Related Pain. Journal of Pain and Symptom Management Vol. 39 No. 2

Ligua & Jing (2017). D-limonene exhibits anti-inflammatory and antioxidant properties in an ulcerative colitis rat model via regulation of iNOS, COX-2, PGE2 and ERK signaling pathways. Molecular Medicine Reports (https://doi.org/10.3892/mmr.2017.6241)

Mehmedic Z, Chandra S, Slade D, et al. Potency trends of Δ9-THC and other cannabinoids in confiscated cannabis preparations from 1993 to 2008.

Russo, E. (2011). Taming THC: potential cannabis synergy and phytocannabinoid-terpenoid entourage effects. Br J Pharmacol. 2011 Aug; 163(7): 1344–1364.

Texto: Ibai Otxoa. Imágenes: Cannigma, Fundación Canna. Todos los derechos reservados.

Ibai Otxoa

Ibai Otxoa Gil (1993, Barakaldo) Graduado en Psicología por la Universidad de Deusto. Máster en Drogodependencias, escribe tanto artículos o ensayos sobre diversos temas como ficción; lógicamente, por formación, uno de estos temas son las drogas, en general, legales o ilegales.

Escribe en su propio blog, Kallixti, así como en muchas otras webs, revistas digitales, blogs o sobre papel, teniendo, entre éstas, dos libros publicados en solitario (Microrrelatos Punk y La Cosa Kostra).

También crea contenido audiovisual en Youtube bajo el nombre Ibai_93, el mismo con el que se dio a conocer en Twitter. Ha sido voluntario como psicólogo en varios centros de atención a drogodependencias e inclusión social, y ha participado en proyectos de reducción de daños junto a la asociación Ai Laket!!

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