Cannabis y la (falsa) teoría de la escalada

Normalmente, la gente que consume cannabis está habituada a la teoría de la escalada; seguro que la ha oído formular en más de una ocasión, en una variante u otra, y es muy probable que la rechace y no la considere creíble.

Efectivamente, yo diría que hace ya mucho tiempo que no lo es. Sin embargo, también creo que es posible que el rechazo hacia ella se haya vuelto tan automático y sistemático que se pueda pasar por alto una visión más clara de lo que esta teoría expone y de por qué no tiene mucho sentido.

Es por esto por lo que he pensado en escribir este artículo: por esto y porque aún a día de hoy sigo encontrando a medios, individuos e incluso estudios científicos que defienden la teoría de la escalada, ya sea en sus vertientes originales o en versiones más novedosas.

Así que creo que esta teoría no está tan superada como se puede pensar a veces, por lo que tal vez sea conveniente dedicar un artículo a ella.

La teoría de la escalada se puede resumir de esta manera: las personas empiezan a consumir drogas “blandas” –otro día podríamos hablar de los inconvenientes de esta clasificación-, animadas por los pocos daños que parecen causar.

Sin embargo, la tolerancia pronto empieza a aparecer y las drogas “blandas” ya no les satisfacen: por tanto, necesitan empezar a consumir drogas “duras” con efectos más potentes para calmar su ansia.

Cuando digo que la gente que consume cannabis está muy habituada a oír esta teoría, es porque los defensores de la teoría de la escalada muy a menudo atribuyen al cannabis la cualidad de ser el primer peldaño de esta escalera surrealista.

Así, la gente inocente y respetable comienza fumando algunos porros, pensando que no ocasionarán daño a su salud; pero, inevitablemente, con el paso del tiempo esos porros ya no consiguen saciar su apetito por las drogas, de modo que saltan a la LSD, o a la cocaína, hasta terminar consumiendo heroína debajo de un puente: eso es lo que propone la teoría de la escalada.

Ni qué decir tiene que esta teoría mantiene una estrecha relación con el paradigma legal que considera, por motivos en absoluto relacionados con la realidad química, médica o biológica, que algunas drogas deben ser legales y otras ilegales.

Por tanto, el tabaco, la cafeína o el alcohol suelen quedar excluidos de la mayor parte de ejemplos a los que se suele aplicar la teoría de la escalada; de ahí que el primer peldaño sea el cannabis, a menudo considerado la droga más “blanda” de entre las sustancias fiscalizadas, y no el alcohol o la cafeína, que son las drogas que realmente suele consumir en primer lugar la gente a lo largo de sus vidas.

Para entender cómo surge la teoría de la escalada, hay que conocer una de las grandes verdades que toda persona que vaya a hacer o leer un estudio estadístico debe tener grabada a fuego: la correlación no implica causalidad.

Los ejemplos humorísticos, que vienen muy bien para explicar esto, son tan abundantes que darían para un artículo entero.

¿A más películas de Nicolas Cage más niños ahogados?

Es muy conocido que el número de casos de cáncer en el mundo tiene una correlación inversa con el número de piratas tradicionales; también hay una correlación asombrosa entre el número de usuarios de Facebook y la crisis económica griega entre 2005 y 2011, o incluso entre el número de películas que hace Nicolas Cage al año y el número de niños ahogados en piscinas cada año.

Eso significa que, cuando uno de los factores crece, el otro también lo hace, y cuando uno decrece, el otro también lo hace; y viceversa. No significa necesariamente que uno de los factores esté creciendo o decreciendo como consecuencia del otro.
A veces esto es una simple coincidencia, pero a menudo hay una variable oculta, otro factor que no hemos analizado, que es responsable de esa correlación.

¿A más helados vendidos más personas ahogadas?

Para este caso, un ejemplo de Hyndman & Athanasopoulos (2018) es muy ilustrativo por su sencillez. Los investigadores analizaron cómo la venta de helados en las cercanías de una playa correlacionaba de forma muy clara con el número de ahogamientos que se producían. ¿Implicaba esto una causalidad?

Tal vez el haber comido un helado hacía que la gente nadara peor, o que sufriera cortes de digestión, o algo semejante, y aumentaba las posibilidades de que se ahogaran. Los helados tendrían un riesgo importante, y comerlos podría estar causando muertes.

Pero no, sencillamente hay un factor oculto que no hemos analizado: la temperatura. A más temperatura, más gente comiendo helados y más gente queriendo darse un baño y, por tanto, más riesgo de ahogarse.

Por tanto, es normal que el número de helados vendidos y el número de gente ahogada crezcan y decrezcan a la vez, pero ninguno de esos factores influye al otro, sino que es la temperatura la que influye a los dos.

Tengo que disculparme si esta explicación ha sido redundante, pero quería asegurarme de que quedara totalmente claro para pasar ahora a la teoría de la escalada.

Si pasamos una encuesta a gente que consume cocaína, o que consume heroína, encontraremos que un porcentaje muy grande de ellos, años antes, ya consumía cannabis.

Es decir, hay una correlación muy fuerte entre el consumo de cocaína o heroína y el consumo de cannabis unos años antes. Quien no tenga conocimientos básicos de estadística –o finja no tenerlos porque le interesa que su estudio arroje un resultado específico- podrá deducir inmediatamente que el consumo de cannabis lleva al de cocaína o heroína, pero que esa deducción sea acertada ya es otro cantar.

Frente a eso, una teoría más sencilla y plausible es que, quien tenga interés en consumir drogas ilegales, años antes de probar la cocaína o la heroína ya habrá probado el cannabis porque es una droga mucho más accesible, abundante y mejor vista socialmente. Es muy sencillo y, precisamente por sencillo, más probable.

La cosa no acaba ahí, por supuesto, porque esos estudios que reafirman la teoría de la escalada comprobando si la gente que consume cocaína o heroína ha consumido cannabis antes no funcionan tan bien a la hora de comprobar si la gente que consume cannabis consumirá cocaína o heroína después: porque la respuesta, claro, es que hay un amplio porcentaje de gente que consumirá cannabis durante muchos años sin necesidad alguna de pasar a consumir cocaína o heroína.

Por suerte, en el ámbito académico se ha ido reduciendo mucho el apoyo a la teoría de la escalada, y es difícil que alguien se la tome en serio hoy en día.

Quizá se puede decir que Becoña (2002) defiende una versión mucho más moderada de la teoría de la escalada que la original, aceptando que existen otras variables relacionadas, que en muchos casos el consumo de cannabis no termina en consumos de otras sustancias y que en la actualidad no hay apoyo evidente para la teoría de la causalidad, como resumen Kandel y Jessor (2002).

Es más, el propio Becoña cita también a O’Donnel y Clayton (1982) para afirmar que la ciencia nunca apoyó la teoría de la causalidad, puesto que “quienes defendían y afirmaban esa causalidad no eran científicos, sino las personas encargadas de la represión del consumo y que no siempre seguían un criterio objetivo”.

Sin necesidad de más estudios al respecto sino sólo con conocimientos básicos, personalmente encuentro bastante gracioso que en la teoría de la escalada se mencionen siempre la cocaína o la heroína en el mismo peldaño como si ambas fueran equivalentes y un sustituto igual de adecuado del cannabis:

El hecho de que la cocaína, estimulante, y la heroína, depresora del sistema nervioso central, tengan efectos literalmente opuestos hace que este planteamiento sea bastante ridículo y demuestre pocos conocimientos en el ámbito de las drogas por parte de quien lo enarbola.

Quizá, sin embargo, puedan surgir nuevas formas de presentar la teoría de la escalada, también incorrectas, pero menos disparatadas en sus afirmaciones.

Es más, si sus afirmaciones son lo bastante moderadas y se resalta que no es aplicable a una gran mayoría de la población, es posible incluso que estén acertadas, aunque yo me inclino a pensar que tampoco estas nuevas versiones lo están.

Por ejemplo, un estudio de Kinnunen et al. (2019) busca comprobar si la experimentación con cigarrillos electrónicos/vapeadores de nicotina puede servir como puerta de entrada a fumar tabaco de forma tradicional.

Salta a la vista que esta hipótesis es, al menos, mucho menos disparatada que el salto de cannabis a cocaína o heroína. Sin embargo, en sus conclusiones menciona haber encontrado efectivamente una relación de causalidad entre la experimentación inicial con vapeadores y el consumo posterior de nicotina tanto en vapeadores como en cigarrillos tradicionales, mientras que en el cuerpo del estudio sólo se prueba una correlación.

Es decir: comete precisamente el error más obvio y mencionado al principio de este artículo, confundir correlación con causalidad sin ninguna prueba real que lo sustente.

Para ir dando fin al artículo, saldré otra vez del ámbito académico pero manteniendo un elemento que también usa el último estudio citado: los vapeadores. Y es que, ante la aparición y la popularidad de esta modalidad de consumo, algunas voces en contra han buscado resucitar la teoría de la escalada tanto en el ámbito académico como fuera de él.

El Ministerio de Sanidad ayuda a propagar la teoría de la escalada con el cannabis.

Este segundo es el caso del Ministerio de Sanidad español, que el 17 de septiembre de 2019 mencionaba como parte de una campaña publicitaria: “El consumo de cigarrillo electrónico y los dispositivos de vapeo, es un factor de riesgo para el consumo de otras drogas, crea adicción y es una puerta de entrada al consumo de tabaco”.

No cita fuente alguna, aunque perfectamente podría estar basado en el anterior estudio de Kinnunen, pero con el añadido de otras drogas para rendir un homenaje más leal a la teoría de la escalada original.

Quizá este añadido es lo más grave, porque viene a decir prácticamente lo mismo que las versiones de la teoría de la escalada que no eran tomadas en serio ya en la década de los 80.

En resumen, la teoría de la escalada sigue ahí. Aparece de vez en cuando. En los últimos meses he visto a varias fuentes defenderla, tanto medios de información como personas particulares.

Una de éstas llegó a decirme que, por desgracia, lo está viviendo en persona con un ser querido. Y, aunque en un caso así lo que más deba destacar es la empatía ante quien está viviendo una situación muy dura, la respuesta es la misma: lo que se está viendo es una correlación, no una causalidad.

Pese a que el orden de los eventos sea casi siempre el mismo, lo que está ocurriendo no es que el consumo de cannabis lleve a una persona a consumir heroína.

Algunas veces vuelve a aparecer la teoría de la escalada en su versión clásica. Otras veces aparece en alguna versión más actualizada, como los ejemplos mencionados con vapeadores.

En la mayoría de los casos aparece para hacer referencia al cannabis como uno de los peldaños iniciales, en algunos otros no. Como un fantasma del pasado, la teoría de la escalada resurge en distintas formas.

Es importante no dejarse influenciar por discursos demagogos y carentes de pruebas y tener sobre la mesa más precaución a la hora de sacar conclusiones e hipótesis alternativas que resulten más probables.

Bibliografía:
Athanasopoulos, G. & Hyndman, R.J. (2018). Forecasting_ Principles and Practice
Becoña, E. (2002). Bases científicas de la prevención de las drogodependencias.

Kandel, D. B. y Jessor, R. (2002). «The gateway hypothesis revisited». En D. B. Kandel (Ed.). Stages and pathways of drug involvement. Examining the gateway hypothesis (pp. 365-373).. Cambridge: Cambridge University Press.

Kinnunen et al. (2019). Nicotine matters in predicting subsequent smoking after e-cigarette experimentation: A longitudinal study among Finnish adolescents. Drug and Alcohol Dependence Volume 201, 1 August 2019, Pages 182-187

O´Donnell, J. A. y Clayton R. R. (1982). «The stepping-stone hipothesis-Marijuana, heroin, and causality». Chemical Dependencies: Behavioral and Biomedical Issues, 4, 229-241.

Texto: Ibai Otxoa. Imágenes: Botánica 7 mares. Todos los derechos reservados.

Ibai Otxoa

Ibai Otxoa Gil (1993, Barakaldo) Graduado en Psicología por la Universidad de Deusto. Máster en Drogodependencias, escribe tanto artículos o ensayos sobre diversos temas como ficción; lógicamente, por formación, uno de estos temas son las drogas, en general, legales o ilegales.

Escribe en su propio blog, Kallixti, así como en muchas otras webs, revistas digitales, blogs o sobre papel, teniendo, entre éstas, dos libros publicados en solitario (Microrrelatos Punk y La Cosa Kostra).

También crea contenido audiovisual en Youtube bajo el nombre Ibai_93, el mismo con el que se dio a conocer en Twitter. Ha sido voluntario como psicólogo en varios centros de atención a drogodependencias e inclusión social, y ha participado en proyectos de reducción de daños junto a la asociación Ai Laket!!

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